Chicas, discúlpenme la vida por no subir cap. No he tenido nada de inspiración y he estado ocupada con otras cosas. De verdad que lo siento u.u pero les traje cap largo (recién terminado) para compensarlas otra vez :{D
Muchísimas gracias por todos los comentarios y estén atentas, porque Andrés volvió para quedarse!!!! las adoro :{*
pd: este cap va especialmente dedicado a mi amiga Andre que estaba pidiendo algo de Kevin/Andre <3 jajajja
Fran.~
http://twitter.com/fraani_/
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Narra Andre:
El domingo desperté pasado el mediodía. Bajé hasta la cocina en busca de café para despertar mis neuronas y en la puerta del refrigerador encontré pegada una nota de mis padres, donde se despedían de mí y dejaban indicaciones para los próximos tres días en los que estarían ausentes. Intenté concentrarme y después de unos minutos recordé que me habían dicho hace unos días que por cosas de trabajo tenían que salir de la ciudad.
«Diablos», pensé al tiempo que me servía en una taza un poco de café. Lo había olvidado completamente.
Tomé rápidamente el café y fui a la ducha. ______ no estaba y odiaba estar sola en la casa, por lo que llamaría a Kevin para que me hiciera compañía. Podía ir a almorzar a la casa de los Jonas o invitar a Kevin fuera, decidí mientras secaba mi cabello.
Estaba por tomar mi celular para llamar a mi novio cuando el timbre sonó por toda la casa.
Andre: Amor, no te esperaba por aquí (sonreí al ver a Kev al otro lado de la puerta y lo saludé con un beso en los labios antes de invitarlo a pasar).
Kevin: Pensé que podrías tener hambre (levantó la canasta que tenía en su mano). Y como ibas a estar sola pensé que sería bueno acompañarte.
Andre: Estaba a punto de llamarte para que vinieras, pero te adelantaste. ¿Por qué eres tan tierno? (pregunté rodeando su cuello con mis brazos al tiempo que él hacía lo mismo en mi cintura).
Kevin: Por más que lo intento, no puedo evitar ser así de adorable (bromeó sobre mis labios y yo no pude evitar terminar con la poca distancia que nos separaba, presionando suavemente mis labios contra los suyos).
Andre: Eres el mejor (acaricié su cabello).
Kevin: Tú me inspiras (besó mi mejilla con suavidad). La comida todavía está caliente, así que creo que deberíamos empezar.
Andre: Podríamos almorzar frente a la chimenea (propuse). Pon un poco más de leña en el fuego mientras yo voy a buscar unas cosas a la cocina.
Pusimos todo lo que Kevin había traído encima de la alfombra que estaba frente a la chimenea. Presas de pollo, papas fritas y fresas con crema. El postre fue sólo para mí, ya que a Kevin no le gustaba la fruta.
Andre: Denise cada vez se luce más con su comida (dije cuando terminamos de comer).
Kevin: ¿Por qué das por sentado que esto lo cocinó mi mamá? Perfectamente lo podría haber hecho yo (se defendió).
Andre: Amor, tú no cocinas (sonreí con ternura). Te ves cansado. ¿Dormiste mal?
Kevin: No, pero anoche llegamos tarde a casa. Joe por fin está volviendo a trabajar y últimamente está muy inspirado, por lo que hay que aprovechar al máximo las horas en el estudio. Han salido cosas muy buenas (dijo orgulloso).
Andre: Estoy feliz por Joe, que bueno que está sobrellevando bien la ruptura y puede sacar provecho de lo que está sintiendo (sonreí).
Kevin: Eso es lo bueno de los músicos. Cada cosa que pasa, cada sentimiento, cada emoción se puede convertir en una canción.
Andre: Espero que sólo sean canciones de amor las que tú escribes.
Kevin: En este momento sería imposible que hiciera algo distinto (aseguró).
Andre: Te amo (susurré).
Kevin: Yo también te amo.
Era tan fácil ser sincera con Kev, demostrar mis sentimientos, abrir mi corazón hacia él. Nunca había tenido suerte en el amor y cuando comencé la relación con él tenía mucho miedo. Kevin era más grande, había tenido más experiencias amorosas que yo, y por eso me sentía insegura, pero siempre fue compresivo y extremadamente romántico. Me hacía sentir segura.
Lentamente, y sin dejar de mirarme fijamente con sus bellos ojos color verde, Kev se acercó hasta posar delicadamente sus labios sobre los míos. Con su mano izquierda en mi nuca y la otra aferrando mi cintura, me empujó hasta que mi espalda tocó la suave alfombra. Instintivamente cerré los ojos y rodeé su espalda con mis brazos.
Una increíble sensación de paz y a la vez emoción me asaltó por completo. Sus manos recorrían los costados de mi cadera y cintura dulcemente, sin rapidez, disfrutando de cada momento, de cada caricia.
Dejándome llevar, enredé entre mis dedos los rizos que caían por su nuca y cambié de ángulo para poder besarlo con mayor comodidad, mientras Kevin se ayudaba con sus rodillas para no caer con todo su peso sobre mí.
Los músculos de su marcada espalda se tensaban cada vez que pasaba mis manos por ahí, deleitándome con sus reacciones y con lo que él provocaba en mí.
Acababa de cambiar de posiciones, ubicándolo a él abajo mío, cuando mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo, lo que me sobresaltó.
Andre: Es un mensaje de texto de ______ (dije al ver la pantalla. Me senté nuevamente sobre la alfombra y Kevin hizo lo mismo). Dice que el vuelo se atrasó, van a llegar a la hora de la cena. Y estamos invitados a comer a tu casa (informé sonriendo).
Kevin: Genial (me imitó). Todavía tenemos un par de horas (miró su reloj), ¿tienes exámenes la próxima semana?
Andre: No (respondí inmediatamente).
Kevin: ¿Estás segura? (entrecerró los ojos).
Andre: Quizás algunos, pero ya estudié (aseguré).
Kevin: Andre (me regañó), no me mientas.
Andre: Está bien, debería estudiar, pero no quiero hacerlo si estás aquí. Quiero pasar tiempo contigo (me acurruqué en su pecho).
Kevin: No iré a ninguna parte (me acarició el cabello). Tienes que ser responsable, cariño. Y si quieres entrar a una buena universidad tienes que estudiar y sacarte buenas notas.
Andre: No he dicho que quiero ir a la universidad (murmuré).
Kevin: ¿No quieres?
Andre: No lo sé. Mis padres quieren que vaya, sin embargo sé que mi pasión es la música. Como sea, no es un tema que me agrade (frunció el ceño). ¿Podemos hablar de otra cosa?
Kevin: ¿Qué tal si mejor estudias? (sugirió).
Andre: ¿Y qué vas a hacer tú entretanto?
Kevin: Dormir (sonrió).
Andre: ¡Embustero! Sólo quieres que estudie para que puedas dormir (lo apunté con el dedo en el pecho).
Kevin: Y como eres tan buena novia voy a poder, ¿verdad? (me crucé de brazos). Tengo mis técnicas para convencerte.
Andre: ¿Cuáles? (lo reté).
Antes de que pudiera responder, se abalanzó encima de mí y comenzó a hacerme cosquillas. Intenté soltarme de su agarre, pero me salió el tiro por la culata y terminó por acomodarse sobre mí en una posición perfecta para seguir con la tortura. No podía parar de reír y me estaba faltando el aire, por lo que finalmente me rendí.
Subí a buscar un libro y cuando volví con acomodamos en uno de los sillones de la sala. Kev posó su cabeza sobre mis piernas y se acostó en el sillón, dispuesto a recuperar un poco del sueño perdido. Automáticamente dirigí mi mano libre a su cabeza para acariciar su cabello, mientras leía sobre la Segunda Guerra Mundial.
Los únicos sonidos que interrumpían mi lectura eran el crepitar de la leña en la chimenea y la lenta respiración de mi novio, acompañada con unos ocasionales ronquidos. En ese momento era la mujer más feliz del mundo porque tenía al hombre que amaba a mi lado.
Cerca de las 7 de la tarde, y con todo el dolor del mundo porque se veía adorable durmiendo, desperté a Kevin para que fuéramos a su casa a cenar.
Minutos después de que nosotros llegamos, hicieron aparición en la casa Jonas ______ y Nick. Todos los recibimos con calurosos abrazos y palabras de bienvenida. Aunque hubiera sido sólo un fin de semana, había extrañado a mi amiga, y al parecer habían echado de menos a Nick en su casa.
Durante la comida los recién llegados contaron con detalles su estadía en San Francisco, tratando de evitar hablar demasiado sobre Fran, por cosas obvias.
No pude evitar notar un poco extraña a ______, quizás distraída. Lo más probable era que estuviera cansada por el viaje, pero había algo que no me calzaba.
Andre: ______, ¿estás bien? (pregunté entrando a la cocina, aprovechando que mi amiga estaba sola allí).
Tú: Andre, me asustaste (dijo con una mano en el pecho).
Andre: Estás extraña. ¿Qué sucede?
Tú: Nada, estoy perfectamente (sonrió intentando convencerme).
Andre: Vamos, ______, te conozco hace años y eres una de mis mejores amigas. ¿En serio crees que me voy a tragar eso? (espeté).
Tú: Lo siento, es sólo que… no quiero involucrarte. Es algo delicado (hizo una mueca).
Andre: Suéltalo de una vez.
Para no interrumpir a ______ durante el relato tuve que morderme la lengua. No podía creer lo que me estaba diciendo. ¡Andrés había vuelto! Y por más que ella tratara de restarle importancia, yo sabía perfectamente que no podía significar nada bueno.
Andre: ¿Y qué pretendes hacer?
Tú: Nada. O sea, Nick quiere que tenga guardaespaldas durante unas semanas, sólo por precaución, pero no hay mucho que pueda hacer. Por lo menos no por ahora. Sólo vi a Andrés. No sé si me estaba siguiendo o si me lo encontré por una terrible casualidad. No sé, no sé nada (se tomó la cabeza, frustrada).
Andre: Tranquila (la abracé). Hemos pasado por cosas peores, y no voy a dejar que ese tipo te haga daño, ¿está bien? Estamos juntas en esto (sonreí).
¡CHICASSSSSSSSS! Siento haberme demorado mucho en subir cap, pero recién lo terminé porque no he tenido mucho tiempo para escribir. Es largo, así que espero con eso recompensarlas un poco :{) muchas gracias por todos los comentarios, me hacen feliz <3 un besote para todas, las adoro
Fran.~
http://twitter.com/fraani_/
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Narras Tú:
Nick no paraba de dar vueltas por la habitación. Iba de un extremo a otro, se detenía y desandaba lo caminado. Al principio no me importó, pero después de 10 minutos haciendo lo mismo comencé a desesperarme.
Tú: ¿Puedes quedarte quieto? (pregunté, sentada a los pies de la cama).
Nick: Lo siento (se detuvo). Es sólo que… ¿estás segura que era él, ______?
Tú: No… no lo sé (dudé). Había mucha gente en la calle, y todo pasó muy rápido. Me di vuelta, lo vi y al segundo había desaparecido.
El no poder asegurar que había visto a Andrés me hacía sentir insegura. Nick se sentó a mi lado y tomó mis manos.
Nick: Tranquila. Lo más importante es que conserves la calma (lo miré incrédula y a punto de reír). Está bien, acepto que no reaccioné de la mejor forma cuando me contaste (confesó).
Tú: ¡Estuviste andando por el cuarto como un loco! (reí).
Nick: Pero eso no es lo importante. Tenemos que decidir qué vamos a hacer (dijo serio).
Tú: ¿A qué te refieres?
Nick: ______, si Andrés volvió es por algo. Ese tipo está enfermo, todos lo sabemos.
Tú: Que lo haya visto no quiere decir que me esté siguiendo ni nada por el estilo. Él vive en San Francisco, Nick. Quizás estaba dando un paseo y me vio (dije no muy convencida).
Nick: Andrés te hizo mucho daño, linda. No olvides que fue él el que te dopó para llevarte a Los Ángeles e hizo que perdieras la memoria con las drogas que te dio.
Tú: Nunca podría olvidar eso (comenté seria), pero no fue su idea. Mi maléfica tía planeó todo, y si no hubiera sido porque Andrés estaba enamorado de mí no lo habría hecho.
Nick: ¡No importa! Es un sicópata, un acosador, está demente. Y no voy a dejar que se acerque a ti otra vez, tenga malas intenciones o no (aseguró).
Tú: ¿Y qué vas a hacer para impedir eso? (pregunté entre divertida e intrigada).
Nick: Vas a tener un guardaespaldas personal las 24 horas del día.
Tú: ¡¿QUÉ?! ¡No puedes hacer eso! (me paré indignada). ¡No quiero una niñera!
Nick: No es una niñera, y el que quieras o no da igual. Es por tu protección, ______. No quiero que algo malo te pase.
Tú: Sabes que odio los guardaespaldas. No quiero que alguien me esté vigilando y que me siga como un perro todo el día.
Tiró de mi brazo para que volviera a sentarme en la cama y enmarcó mi cara con sus manos.
Nick: No me perdonaría nunca si te sucediera algo. No sabes lo que sentí cuando me dijiste que viste a Andrés en la calle. No quiero perderte otra vez (me abrazó con fuerza).
Pasé mis brazos por su espalda y le devolví el gesto. Pude escuchar el pánico en su voz, lo que hizo que me recorriera un escalofrío y de verdad me preocupara. Nick no se dejaba espantar por cualquier cosa.
Tú: Está bien (accedí y me separé para mirarlo a los ojos), pero sólo un par de semanas, hasta que todo vuelva a la normalidad.
Nick: Gracias (acarició mi mejilla y me besó profundamente). Ahora creo que es mejor que descansemos. Fue un día largo para los dos.
Saqué mi pijama de la maleta y fui al baño para cambiarme.
A pesar de todo lo que había pasado con Nick, aún me ponía un poco nerviosa al dormir con él, en especial después de lo que había sucedido en antes de Navidad. Intenté no pensar en eso mientras me ponía un camisón de seda blanco que me llegaba hasta la mitad del muslo. Me lavé los dientes, cepillé mi cabello y abrí la puerta, para encontrarme con Nick en el umbral de ésta.
Nick: Acuéstate, enseguida te alcanzo (asentí le sonreí con timidez).
Haciendo lo que me había dicho, me acosté en la gran cama que tenía la habitación mientras mi novio estaba en el baño. Nick no había reparado en gastos para nuestro alojamiento en San Francisco. La suite era bastante grande. Tenía una sala de estar, cocina, la habitación principal y baño con jacuzzi, además de una hermosa vista al centro de la ciudad.
Nick salió del baño y se acercó hasta mí con una sonrisa. Se acostó a mi lado y me besó con ternura.
Nick: Te quiero mucho, ¿lo sabías? (dijo sin soltar mi barbilla).
Tú: Sí. Yo también te quiero mucho.
Despertar con el peso del brazo de Nick alrededor de mi cintura era una cosa que no tenía precio. Abrí los ojos despacio y me desperecé con cuidado para no despertarlo.
Sin poder evitarlo, una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro cuando volteé para verlo. Estaba con el abdomen contra el colchón y el otro brazo bajo la almohada. Tenía la boca ligeramente abierta y hacía un divertido ruidito cuando respiraba. Estiré la mano para acariciar sus ya casi inexistentes bucles, maravillada por lo afortunada que era al tenerlo como novio.
Nick: ¿Vas a quedarte mirándome todo el día? (murmuró con los ojos cerrados).
Tú: Lo siento (reí), pero te ves demasiado adorable cuando duermes.
Nick: ¡Oh, cállate! (rió y escondió mi cabeza en su pecho). ¿Qué hora es?
Tú: Casi las 9.
Nick: Tengo que ir al estudio (bostezó).
Tú: Esta bien (suspiré y lo escuché volver a roncar). Nick... tienes que ir al estudio (repetí lo que él había dicho hace unos segundos). Vas a llegar tarde (levanté la cabeza y lo zamarreé).
Nick: 5 minutos más (pidió).
Tú: Sólo 5 (sonreí y me recosté nuevamente en su pecho).
Nick prefirió que mientras él no estuviera me quedara en la suite, sólo por precaución. No quería que me encontrara de nuevo con Andrés, menos estando sola. Quedamos en almorzar en el restaurante del hotel, por lo que cuando Nick se fue a trabajar me tomé mi tiempo para ducharme, arreglar mis cosas y dedicarme al ocio.
El resto del día pasó sin complicaciones. Vimos una película abrazados en la cama, conversamos de su día y nos relajamos, olvidándonos de todo lo que nos esperaba de vuelta en casa, y en especial de Andrés.
Tú: Fran me envió un mensaje de texto (dije al ver la pantalla de mi celular). Dice que ella y Nacho nos invitan a cenar esta noche al restaurante “Gary Danko”.
Nick: ¿Y cómo consiguieron reservaciones? Ése es uno de los lugares más solicitados en San Francisco.
Tú: No lo sé, pero yo quiero conocerlo (sonreí).
“Gary Danko” era uno de los restaurantes más sofisticados y famosos de la ciudad. Como bien decía Nick, en general se esperaba más de medio año para conseguir una mesa allí, por lo que si teníamos la oportunidad no podíamos desaprovecharla.
No había llevado nada muy elegante a San Francisco, pero por suerte el día anterior Fran había insistido en que me comprara un vestido que habíamos visto cuando estuvimos de compras. Después de ducharme, maquillar mi rostro lo más natural posible y recoger mi cabello en un peinado simple, me puse el vestido strapless color dorado pálido, que acompañé con un brazalete, pendientes y zapatos a juego.
Nick: ¡Wow, te ves hermosa! (se acercó para observarme mejor cuando salí del baño).
Tú: Gracias (sonreí). Tú estás muy apuesto (se veía fantástico con un traje negro, camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y sin corbata).
Nick: ¿Vamos? (tendió su mano para que la tomara).
Al llegar al restaurante no pude quedar menos que maravillada. Nunca había ido, pero mis altas expectativas se cumplieron con creces. Había un enorme candelabro de vidrio en la entrada, y todo estaba adecuadamente iluminado. Jazz suave sonaba por todas partes, invitándote a relajarte y disfrutar. Hablamos con el maître y nos guío hasta la mesa reservada a nombre de Ignacio McLogan.
Fran: ¡Que guapos se ven! (exclamó cuando estuvimos con ellos).
Tanto Fran como Nacho se pararon para saludarnos. Como habíamos visto a mi amiga el día anterior no fue tanta la efusividad, pero con Nacho fue distinto. Desde la fiesta de cumpleaños de Andre que no lo veía, y lo había extrañado. Nos abrazamos con fuerza y durante varios minutos. Después él le dio un amistoso abrazo a Nick y nos sentamos a la mesa.
Tú: ¿Qué hiciste para conseguir reservaciones aquí? (le pregunté intrigada a Nacho).
Fran: Nada indecente, lamentablemente (hizo una mueca y yo reí).
Nacho: Mis padres son amigos del dueño y hace tiempo que Fran me estaba pidiendo que viniéramos, así que se me ocurrió que sería buena idea venir, aprovechando que están en la ciudad.
Nick: Muchas gracias por la invitación.
Nacho: Para eso estamos los amigos (le hizo una seña al maître y éste trajo una botella de champagne). Ahora quiero que brindemos por nosotros, para que este año esté lleno de éxito y felicidad.
Vi como Nacho acariciaba la mano de Fran y le sonreía, dándole ánimo. Sabía que él había sido de mucha ayuda desde que Fran había terminado con Joe. Había estado con ella todo el tiempo, distrayéndola y apoyándola con el musical. Eso de algún modo me dejaba más tranquila, porque al no poder estar siempre que quería con mi amiga, sabía que había alguien más para consolarla cuando lo necesitara. Además nos conocíamos hacía muchísimos años, y siempre habíamos sido muy amigos los cuatro, con Andre.
Después de comer pusieron la música un poco más fuerte y bajaron las luces, invitando a los comensales a acercarse al centro del salón, donde sabía una pista de baile no muy grande. La música era lenta, pero eso no impidió que muchas parejas se pararan de sus mesas y fueran a bailar. Fran fue tan insistente con Nacho que finalmente él accedió y se unieron a las otras personas. Yo sólo le sonreí a Nick y tomé su mano. Sabía que no era fanático del baile, menos en lugares públicos, por lo que no lo iba a obligar.
Nick: Gracias (susurró en mi oído y me besó la mejilla con dulzura).
Mientras Nick acariciaba mi espalda, me dediqué a mirar a las parejas que estaban bailando. Fran y Nacho eran los más animados de todos. Daban vueltas y se reían, mientras los demás sólo se dedicaban a moverse al lento ritmo de la música. No pude evitar sonreír al darme cuenta que Fran estaba cada vez mejor.
En un momento Fran y Nacho volvieron a la mesa y él extendió su mano hacia mí.
Nacho: ¿Quieres bailar? (sonrió).
Miré a Nick instintivamente y él asintió.
Fran: Anda, yo me quedo con el aburrido (rió y Nick la fulminó con la mirada, a lo que ella le respondió mostrando la lengua).
Después de estar unos minutos bailando en silencio, Nacho me miró intrigado.
Nacho: ¿Cuándo pretendías decírmelo?
Tú: ¿Qué cosa? (pregunté confundida).
Nacho: Ayer viste a Andrés en la calle (dijo serio).
Tú: ¿Có-cómo sabes? (titubeé. No es que no haya querido contarlo, simplemente quería verlo como un inesperado e indeseado accidente).
Nacho: Nick le dijo a Fran, y ella obviamente me contó (miré hacia la mesa donde estaban los traicioneros, pero estaba muy ocupados conversando). ¿Te das cuenta lo peligroso que puede ser esto?
Tú: ¿Ves? Ésa es una de las razones. Eres igual que Nick, haces una tormenta en un vaso de agua. Andrés ni siquiera me habló. Lo vi y al segundo había desaparecido. Ni siquiera estoy segura si era él o si realmente lo vi.
Nacho: No estás loca, ______. Sabes muy bien que lo viste, no hay razón para haberlo imaginado. Y restándole importancia no vas a lograr que ese capítulo de tu vida se borre (agregó levantando un poco el tono).
Tú: Lo sé (dije todavía bailando con mis manos alrededor de su cuello y las suyas en mi cintura), pero he estado tan bien desde el verano pasado. Ya va más de medio año desde eso y no quiero volver. Sabes lo que me costó recuperar la memoria, poder confiar en los demás, arreglar el desastre que era mi vida. He trabajado muy duro para tener lo que tengo ahora, y no voy a dejar que Andrés me lo quite.
Nacho: Andrés no te va a volver a hacer daño, te lo prometo (aseguró).
Tú: Pero si…
Nacho: No (me interrumpió). ______, tú eres la única que puede impedir que él entre en tu vida, y si estás dudando no va a funcionar. Si no quieres que vuelva, no lo va a hacer. Voy a averiguar en qué está, y si encuentro algo sospechoso te lo voy a hacer saber, ¿está bien?
Tú: Sí. Muchas gracias (lo abracé).
Fran.~
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Narras Tú:
Nick no paraba de dar vueltas por la habitación. Iba de un extremo a otro, se detenía y desandaba lo caminado. Al principio no me importó, pero después de 10 minutos haciendo lo mismo comencé a desesperarme.
Tú: ¿Puedes quedarte quieto? (pregunté, sentada a los pies de la cama).
Nick: Lo siento (se detuvo). Es sólo que… ¿estás segura que era él, ______?
Tú: No… no lo sé (dudé). Había mucha gente en la calle, y todo pasó muy rápido. Me di vuelta, lo vi y al segundo había desaparecido.
El no poder asegurar que había visto a Andrés me hacía sentir insegura. Nick se sentó a mi lado y tomó mis manos.
Nick: Tranquila. Lo más importante es que conserves la calma (lo miré incrédula y a punto de reír). Está bien, acepto que no reaccioné de la mejor forma cuando me contaste (confesó).
Tú: ¡Estuviste andando por el cuarto como un loco! (reí).
Nick: Pero eso no es lo importante. Tenemos que decidir qué vamos a hacer (dijo serio).
Tú: ¿A qué te refieres?
Nick: ______, si Andrés volvió es por algo. Ese tipo está enfermo, todos lo sabemos.
Tú: Que lo haya visto no quiere decir que me esté siguiendo ni nada por el estilo. Él vive en San Francisco, Nick. Quizás estaba dando un paseo y me vio (dije no muy convencida).
Nick: Andrés te hizo mucho daño, linda. No olvides que fue él el que te dopó para llevarte a Los Ángeles e hizo que perdieras la memoria con las drogas que te dio.
Tú: Nunca podría olvidar eso (comenté seria), pero no fue su idea. Mi maléfica tía planeó todo, y si no hubiera sido porque Andrés estaba enamorado de mí no lo habría hecho.
Nick: ¡No importa! Es un sicópata, un acosador, está demente. Y no voy a dejar que se acerque a ti otra vez, tenga malas intenciones o no (aseguró).
Tú: ¿Y qué vas a hacer para impedir eso? (pregunté entre divertida e intrigada).
Nick: Vas a tener un guardaespaldas personal las 24 horas del día.
Tú: ¡¿QUÉ?! ¡No puedes hacer eso! (me paré indignada). ¡No quiero una niñera!
Nick: No es una niñera, y el que quieras o no da igual. Es por tu protección, ______. No quiero que algo malo te pase.
Tú: Sabes que odio los guardaespaldas. No quiero que alguien me esté vigilando y que me siga como un perro todo el día.
Tiró de mi brazo para que volviera a sentarme en la cama y enmarcó mi cara con sus manos.
Nick: No me perdonaría nunca si te sucediera algo. No sabes lo que sentí cuando me dijiste que viste a Andrés en la calle. No quiero perderte otra vez (me abrazó con fuerza).
Pasé mis brazos por su espalda y le devolví el gesto. Pude escuchar el pánico en su voz, lo que hizo que me recorriera un escalofrío y de verdad me preocupara. Nick no se dejaba espantar por cualquier cosa.
Tú: Está bien (accedí y me separé para mirarlo a los ojos), pero sólo un par de semanas, hasta que todo vuelva a la normalidad.
Nick: Gracias (acarició mi mejilla y me besó profundamente). Ahora creo que es mejor que descansemos. Fue un día largo para los dos.
Saqué mi pijama de la maleta y fui al baño para cambiarme.
A pesar de todo lo que había pasado con Nick, aún me ponía un poco nerviosa al dormir con él, en especial después de lo que había sucedido en antes de Navidad. Intenté no pensar en eso mientras me ponía un camisón de seda blanco que me llegaba hasta la mitad del muslo. Me lavé los dientes, cepillé mi cabello y abrí la puerta, para encontrarme con Nick en el umbral de ésta.
Nick: Acuéstate, enseguida te alcanzo (asentí le sonreí con timidez).
Haciendo lo que me había dicho, me acosté en la gran cama que tenía la habitación mientras mi novio estaba en el baño. Nick no había reparado en gastos para nuestro alojamiento en San Francisco. La suite era bastante grande. Tenía una sala de estar, cocina, la habitación principal y baño con jacuzzi, además de una hermosa vista al centro de la ciudad.
Nick salió del baño y se acercó hasta mí con una sonrisa. Se acostó a mi lado y me besó con ternura.
Nick: Te quiero mucho, ¿lo sabías? (dijo sin soltar mi barbilla).
Tú: Sí. Yo también te quiero mucho.
Despertar con el peso del brazo de Nick alrededor de mi cintura era una cosa que no tenía precio. Abrí los ojos despacio y me desperecé con cuidado para no despertarlo.
Sin poder evitarlo, una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro cuando volteé para verlo. Estaba con el abdomen contra el colchón y el otro brazo bajo la almohada. Tenía la boca ligeramente abierta y hacía un divertido ruidito cuando respiraba. Estiré la mano para acariciar sus ya casi inexistentes bucles, maravillada por lo afortunada que era al tenerlo como novio.
Nick: ¿Vas a quedarte mirándome todo el día? (murmuró con los ojos cerrados).
Tú: Lo siento (reí), pero te ves demasiado adorable cuando duermes.
Nick: ¡Oh, cállate! (rió y escondió mi cabeza en su pecho). ¿Qué hora es?
Tú: Casi las 9.
Nick: Tengo que ir al estudio (bostezó).
Tú: Esta bien (suspiré y lo escuché volver a roncar). Nick... tienes que ir al estudio (repetí lo que él había dicho hace unos segundos). Vas a llegar tarde (levanté la cabeza y lo zamarreé).
Nick: 5 minutos más (pidió).
Tú: Sólo 5 (sonreí y me recosté nuevamente en su pecho).
Nick prefirió que mientras él no estuviera me quedara en la suite, sólo por precaución. No quería que me encontrara de nuevo con Andrés, menos estando sola. Quedamos en almorzar en el restaurante del hotel, por lo que cuando Nick se fue a trabajar me tomé mi tiempo para ducharme, arreglar mis cosas y dedicarme al ocio.
El resto del día pasó sin complicaciones. Vimos una película abrazados en la cama, conversamos de su día y nos relajamos, olvidándonos de todo lo que nos esperaba de vuelta en casa, y en especial de Andrés.
Tú: Fran me envió un mensaje de texto (dije al ver la pantalla de mi celular). Dice que ella y Nacho nos invitan a cenar esta noche al restaurante “Gary Danko”.
Nick: ¿Y cómo consiguieron reservaciones? Ése es uno de los lugares más solicitados en San Francisco.
Tú: No lo sé, pero yo quiero conocerlo (sonreí).
“Gary Danko” era uno de los restaurantes más sofisticados y famosos de la ciudad. Como bien decía Nick, en general se esperaba más de medio año para conseguir una mesa allí, por lo que si teníamos la oportunidad no podíamos desaprovecharla.
No había llevado nada muy elegante a San Francisco, pero por suerte el día anterior Fran había insistido en que me comprara un vestido que habíamos visto cuando estuvimos de compras. Después de ducharme, maquillar mi rostro lo más natural posible y recoger mi cabello en un peinado simple, me puse el vestido strapless color dorado pálido, que acompañé con un brazalete, pendientes y zapatos a juego.
Nick: ¡Wow, te ves hermosa! (se acercó para observarme mejor cuando salí del baño).
Tú: Gracias (sonreí). Tú estás muy apuesto (se veía fantástico con un traje negro, camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y sin corbata).
Nick: ¿Vamos? (tendió su mano para que la tomara).
Al llegar al restaurante no pude quedar menos que maravillada. Nunca había ido, pero mis altas expectativas se cumplieron con creces. Había un enorme candelabro de vidrio en la entrada, y todo estaba adecuadamente iluminado. Jazz suave sonaba por todas partes, invitándote a relajarte y disfrutar. Hablamos con el maître y nos guío hasta la mesa reservada a nombre de Ignacio McLogan.
Fran: ¡Que guapos se ven! (exclamó cuando estuvimos con ellos).
Tanto Fran como Nacho se pararon para saludarnos. Como habíamos visto a mi amiga el día anterior no fue tanta la efusividad, pero con Nacho fue distinto. Desde la fiesta de cumpleaños de Andre que no lo veía, y lo había extrañado. Nos abrazamos con fuerza y durante varios minutos. Después él le dio un amistoso abrazo a Nick y nos sentamos a la mesa.
Tú: ¿Qué hiciste para conseguir reservaciones aquí? (le pregunté intrigada a Nacho).
Fran: Nada indecente, lamentablemente (hizo una mueca y yo reí).
Nacho: Mis padres son amigos del dueño y hace tiempo que Fran me estaba pidiendo que viniéramos, así que se me ocurrió que sería buena idea venir, aprovechando que están en la ciudad.
Nick: Muchas gracias por la invitación.
Nacho: Para eso estamos los amigos (le hizo una seña al maître y éste trajo una botella de champagne). Ahora quiero que brindemos por nosotros, para que este año esté lleno de éxito y felicidad.
Vi como Nacho acariciaba la mano de Fran y le sonreía, dándole ánimo. Sabía que él había sido de mucha ayuda desde que Fran había terminado con Joe. Había estado con ella todo el tiempo, distrayéndola y apoyándola con el musical. Eso de algún modo me dejaba más tranquila, porque al no poder estar siempre que quería con mi amiga, sabía que había alguien más para consolarla cuando lo necesitara. Además nos conocíamos hacía muchísimos años, y siempre habíamos sido muy amigos los cuatro, con Andre.
Después de comer pusieron la música un poco más fuerte y bajaron las luces, invitando a los comensales a acercarse al centro del salón, donde sabía una pista de baile no muy grande. La música era lenta, pero eso no impidió que muchas parejas se pararan de sus mesas y fueran a bailar. Fran fue tan insistente con Nacho que finalmente él accedió y se unieron a las otras personas. Yo sólo le sonreí a Nick y tomé su mano. Sabía que no era fanático del baile, menos en lugares públicos, por lo que no lo iba a obligar.
Nick: Gracias (susurró en mi oído y me besó la mejilla con dulzura).
Mientras Nick acariciaba mi espalda, me dediqué a mirar a las parejas que estaban bailando. Fran y Nacho eran los más animados de todos. Daban vueltas y se reían, mientras los demás sólo se dedicaban a moverse al lento ritmo de la música. No pude evitar sonreír al darme cuenta que Fran estaba cada vez mejor.
En un momento Fran y Nacho volvieron a la mesa y él extendió su mano hacia mí.
Nacho: ¿Quieres bailar? (sonrió).
Miré a Nick instintivamente y él asintió.
Fran: Anda, yo me quedo con el aburrido (rió y Nick la fulminó con la mirada, a lo que ella le respondió mostrando la lengua).
Después de estar unos minutos bailando en silencio, Nacho me miró intrigado.
Nacho: ¿Cuándo pretendías decírmelo?
Tú: ¿Qué cosa? (pregunté confundida).
Nacho: Ayer viste a Andrés en la calle (dijo serio).
Tú: ¿Có-cómo sabes? (titubeé. No es que no haya querido contarlo, simplemente quería verlo como un inesperado e indeseado accidente).
Nacho: Nick le dijo a Fran, y ella obviamente me contó (miré hacia la mesa donde estaban los traicioneros, pero estaba muy ocupados conversando). ¿Te das cuenta lo peligroso que puede ser esto?
Tú: ¿Ves? Ésa es una de las razones. Eres igual que Nick, haces una tormenta en un vaso de agua. Andrés ni siquiera me habló. Lo vi y al segundo había desaparecido. Ni siquiera estoy segura si era él o si realmente lo vi.
Nacho: No estás loca, ______. Sabes muy bien que lo viste, no hay razón para haberlo imaginado. Y restándole importancia no vas a lograr que ese capítulo de tu vida se borre (agregó levantando un poco el tono).
Tú: Lo sé (dije todavía bailando con mis manos alrededor de su cuello y las suyas en mi cintura), pero he estado tan bien desde el verano pasado. Ya va más de medio año desde eso y no quiero volver. Sabes lo que me costó recuperar la memoria, poder confiar en los demás, arreglar el desastre que era mi vida. He trabajado muy duro para tener lo que tengo ahora, y no voy a dejar que Andrés me lo quite.
Nacho: Andrés no te va a volver a hacer daño, te lo prometo (aseguró).
Tú: Pero si…
Nacho: No (me interrumpió). ______, tú eres la única que puede impedir que él entre en tu vida, y si estás dudando no va a funcionar. Si no quieres que vuelva, no lo va a hacer. Voy a averiguar en qué está, y si encuentro algo sospechoso te lo voy a hacer saber, ¿está bien?
Tú: Sí. Muchas gracias (lo abracé).
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