Capítulo 68 (Segunda Temporada)

martes, 19 de julio de 2011
¡Chicas! Muchas gracias por los bellos comentarios y la paciencia que tienen, son las mejores :D subo rápido pq me tengo que ir a estudia :/ un besote a todas, las adoro!

Fran.~
http://twitter.com/fraani_/

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Narras Tú:

A pesar de que estábamos en pleno invierno, el sol en Los Ángeles brillaba con fuerza y un leve viento frío soplaba por las calles. Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y seguí caminando rumbo a una tienda que estaba en el barrio para comprar todos los elementos necesarios para hacer pastelillos.
Hacía unos días se me había ocurrido hacer una noche entre chicas con Andre y Cata, ya que por fin habíamos terminado con los exámenes en el colegio y teníamos derecho a divertirnos un rato. Además, no pasábamos mucho tiempo con Cata fuera de las salas de clases, por lo que creí buena la oportunidad para crear lazos.
En el camino de vuelta a casa, me di el tiempo pasar por la plaza y disfrutar del viento en mi cara. Las pasadas dos semanas mi vida se dividió entre la casa y el colegio, y no porque así lo quise. Después de encontrarme con Andrés en San Francisco, Nick insistió en que un guardaespaldas estuviera conmigo todo el día, todos los días. Además, dejó en claro que al terminar las clases tenía que volver a casa inmediatamente. No podía ir al centro comercial, menos al cine, y ni pensar en salir sola a la calle. Todo era demasiado peligroso.
Al principio entendí la preocupación de mi novio, pero con el pasar de los días terminé colapsando. Parecía una prisionera en mi propio hogar. Finalmente, terminé diciéndole a Charlie, mi guardaespaldas, que podía tomarse el fin de semana libre.
Llegué a casa, dejé todas las cosas en la cocina y me preparé para comenzar a cocinar.
Andre había salido con Kevin y sus padres estaban en la casa de unos amigos, por lo que puse música para no sentirme tan sola.
Ya estaba horneando la mitad de los pastelillos cuando el timbre de la casa sonó. Corrí hasta la puerta y sonreí cuando vi a Nick del otro lado.

Tú: Hola (lo abracé por el cuello, cuidando no mancharlo con los restos de masa que tenía en mis manos, y lo besé).
Nick: Hola (acomodó sus brazos en mi cintura). Huele bien.
Tú: Estoy cocinando. Ven.
Lo conduje a la cocina y terminé de rellenar los moldes que me faltaban.
Nick: Esto se ve delicioso (miró por la puerta de vidrio del horno). ¿Alguna ocasión especial? (me abrazó por la espalda y acomodó su mentón en mi hombro).
Tú: Cata va a venir esta noche. Haremos una pijamada.
Nick: Suena divertido, ¿puedo venir?
Tú: No (reí). No estás invitado.
Nick: ¿Hay alguna forma de que cambies de opinión? (en un rápido movimiento, me giró para enfrentarlo).
Tú: Mmm… podría ser.
Sonrió pícaro sobre mis labios, para después capturarlos con los suyos. Instintivamente cerré los ojos y me dejé llevar por las caricias de Nick.
Ubiqué nuevamente mis manos en su cuello, juntándolas en nuca, para que no se separara de mí, al tiempo que él hacía presión en mis caderas y me levantaba del suelo para sentarme sobre la encimera de la cocina. Nick se acomodó entre mis piernas y siguió besándome lenta y profundamente, mientras acariciaba mis piernas con suavidad.
Estando con mi novio se me hacía muy fácil olvidar todos mis problemas e inquietudes. Mi cabeza simplemente se ponía en blanco y sólo era capaz de disfrutar y responder a su contacto.
Despeiné su cabello, que seguía estando corto, y lo acerqué hasta que no quedó espacio entre él y yo.
Bajé mis manos para deleitarme con sus anchos hombros y su espalda bien formada, sonriendo casi imperceptiblemente cada vez que lo oía suspirar producto lo que mis caricias provocaban en él.
Nick abandonó mis labios y comenzó a repartir pequeños besos en mi cara, lo que me dio un segundo para que mis neuronas volvieran a hacer sinapsis.

Tú: Nick, tengo que ver el horno (susurré cuando llegó a mi cuello, lo que me hizo estremecer).
Nick: Está bien (sin dejar de abrazarme por la cintura, siguió besándome).
Tú: Cariño, se van a quemar los pastelillos (dije un poco más alto, y reuní toda mi fuerza de voluntad para separarme de él).
Pude ver su cara de fastidio, por lo que salté de la encimera y me dirigí enseguida al horno, para no arrepentirme de lo que estaba por hacer.
Tú: A todo esto, creí que estarías jugando golf con Joe esta tarde (mencioné mientras sacaba la primera lata con moldes del horno y ponía la segunda adentro).
Nick: El partido terminó antes de lo planeado (tomó uno de los pastelillos recién horneados y comenzó a decorarlo con la crema que estaba en un recipiente). Al parecer tenía una cita o algo (le restó importancia).
Tú: ¡¿Una cita?! ¿Con quién? ¿La conozco? ¿Es famosa? (las preguntas prácticamente salían solas de mi boca).
Nick: Cálmate (puso sus manos en mis hombros). No lo sé. Ni siquiera estoy seguro que haya sido una cita. Sólo me dijo que tenía que salir, pero fue muy misterioso al respecto, así que saqué mis propias conclusiones (explicó).
Tú: Si estuviera saliendo con otra chica sería un traidor. ¿Cómo le puede hacer esto a Fran? (pregunté exasperada).
Nick: _____, no estamos seguros. Es su vida, él verá que hace con ella. Si quiere cometer el error de intentar olvidar a Fran con otra chica, que lo haga. Con el tiempo se va a dar cuenta que no sirve de nada (me miró fijamente). Ahora, ¿terminamos con los pastelillos? (cambió rápidamente de tema).
Tú: Está bien… (dije con cautela) pero no te vas a quedar esta noche.
Nick: Mientras me pueda llevar un par de estos, soy feliz (besó mis labios con ternura). Andre está con Kevin, ¿verdad?
Tú: Sí, pero se supone que va a volver pronto. Sus papás no están en casa y no le gusta que me quede aquí sola, por lo que…
Nick: Espera un momento (me interrumpió serio). ¿Dónde está Charlie? (preguntó con el ceño fruncido).
Tú: Yo… le di el día libre (maldije para mis adentros. Pensé que la ausencia del guardaespaldas pasaría desapercibida).
Nick: ¡No puedes hacer eso! (levantó la voz).
Tú: Claro que puedo, y no me grites (regañé). Él tiene derecho a pasar tiempo con su familia y yo quería estar un rato sola. No tiene nada de malo (me defendí cruzándome de brazos).
Nick: ¿Acaso no entiendes que te puede pasar algo?
Tú: ¡Estoy en casa, por Dios! (grité desesperada). Estoy harta que me trates como una niña pequeña y tonta. Sé perfectamente cómo cuidarme, y sabes que nunca estuve de acuerdo con tener un guardaespaldas. Tenemos un sistema de seguridad en la casa y nadie puede entrar sin que yo lo quiera. ¿Qué me puede pasar aquí adentro?
Nick: Lo siento (me abrazó). No quería perder la cabeza, pero no puedo evitar preocuparme de ti. Andrés te hizo tanto daño una vez, y tengo que hacer todo lo que esté en mis manos para evitar que lo vuelva a hacer (tomó mi cara entre sus manos y acarició mis mejillas).
Tú: Voy a estar bien, lo prometo (sonreí antes de volver a besarlo).